Entrevista

La Pollera Ediciones: Alejarse de la academia

DSCF3233

Por Romero Martínez | Fotografías por Julián Ortiz.

El 23 de abril se conmemora el Día Internacional del Libro y los Derechos de Autor/a. En este contexto, conversamos con Simón Ergas, vecino de la comuna inscrito en el Catastro Somos los que somos y cofundador de la editorial independiente La Pollera, la cual lleva más de 10 años en el circuito literario en Chile. 

El 2007 un universitario Simón junto a otro también joven Nicolas Leyton crearon la revista literaria La Pollera, motivados por la idea de bajar la literatura de los grandes pilares de la academia y sacarla de este pequeño circuito más privilegiado. 

El paso de revista a editorial se consolidó el 2010 con la aparición de la obra inédita de José Edwards que los llevó a adjudicarse un Fondo del Libro para su edición y les permitió publicar y crear su colección Rescate Patrimonial.

A más de 10 años de su primer libro publicado, y con un catálogo que recorre la amplia gama de géneros literarios, Simón prefiere continuar reconociéndose solo como editor, aun cuando su oficio lo ha llevado, junto a Nicolas, a trabajar a tiempo completo como director editorial de La Pollera ediciones.

¿Por qué decidieron comenzar con este proyecto y cómo han evolucionado esas primeras motivantes que los llevaron a embarcarse en este oficio?

Estábamos terminando la universidad, estudiamos letras y queríamos ver qué podíamos hacer después sin la necesidad de ser profesores, que era el único camino que veíamos posible. Buscábamos mantenernos cerca de la literatura desde un punto de vista más creativo. Para la revista coordinamos a escritores, compañeros principalmente, y aprendimos a editar un poco, a recibir nuestros primeros textos, a corregirlos, a proponerles a los autores mejoras, pero siguiendo la intención de los autores, no la nuestra. Después, por varios accidentes, aparece la editorial y esto fue antes de que existieran todos estos posgrados y diplomados de edición, fue de verdad una revelación.

Dentro de la editorial publican novelas, cuentos, poesía, teatro, crónica, ensayos y entrevistas. De este amplio abanico de géneros, ¿qué características en común guarda cada libro para que ustedes decidan sumarlo a su catálogo?

Lo primero es como bien obvio, pero que nos guste. Suena evidente, pero es importante porque al final eso es lo que va dibujando el catálogo, la curatoría de uno, parte mucho de eso, del gusto literario, de lo que uno cree que debería ser leído por otros. Y si lo bajamos a características y técnica, hay cosas muy diversas, pero desde Rescates Patrimoniales hasta el tono de la narrativa que trabajamos siempre nos hemos centrado en alejarnos un poco de la academia. Si te fijas, con los libros de la Mistral o Marta Brunet no hacemos ediciones críticas porque en realidad lo que queremos es rescatar la lectura de esos libros y en narrativa buscamos lo mismo. Una cosa como amistosa, agradable de leer, pero no por eso ligera.

Durante la pandemia hubo un bajón importante en ventas para librerías pero, por otro lado, un tremendo aumento en la compra online, especialmente para las editoriales independientes. ¿Cómo ves el panorama editorial chileno luego de este interés por buscar compañía y entretención en la lectura durante la pandemia?

Había un interés, había tiempo para leer y, no quiero sonar muy pesimista, también había mucha ansiedad. Nos metimos en un cyber day una vez, dejamos todo el catálogo en 50% de descuento y recuerdo que estaba en el campo, volvía el lunes, y me llaman antes: se cayó la página. Llamé a Estados Unidos, al servidor, auméntame el plan. Ese fin de semana vendimos 850 libros, fue una locura. Teníamos un cabro que nos ayudaba a hacer los paquetes: renunció jajaja. Ese fue el punto más alto, digamos, fue plena pandemia. En mayo del año pasado estuve en un congreso en España, en una comida la Silvia Sesé, que es la directora editorial de Anagrama, decía que en un momento vendieron por internet tanto que creyeron que al fin la industria editorial había llegado a un equilibrio. Te lo dice la editorial independiente más grande del mundo, pero era una ilusión. Se acabó la pandemia y volvimos donde siempre: a pérdida jajaja.

Ya del punto más álgido de la pandemia han pasado al menos dos años. Para ti, que también trabajas en la Furia del Libro, ¿cómo sientes que se ve el panorama editorial chileno? Más allá de que todo camino es difícil, ¿es viable?

O sea, es viable. Es que el negocio editorial es un negocio muy lento porque al final si uno hace las matemáticas, cosa que nunca hacemos los editores que empezamos, te vas dando cuenta de a poco que el precio de un libro considera el porcentaje que se lleva el autor, los impuestos, la librería, la distribuidora, la imprenta, y al final lo que llega a la editorial es muy poquito, tanto así que consideramos un éxito pagar el primer tiraje. Tu ganancia empezaría en la segunda edición y en un mercado chico como Chile, ¿se vende la segunda edición?, no es seguro. Entonces, lo que están haciendo las editoriales ahora es salir del país, ahora que hay más medios y que están un poco más grandes algunos, nada po, estamos probando cosas nuevas.

UN RECADO DE GABRIELA

Desde 2020 se integraron a la editorial tres personas más y, con ellas, expandieron su catálogo a nuevas posibilidades. Hoy La Pollera, además de sus colecciones en Narrativa y Rescate Patrimonial, edita crónicas, traducciones y obras de divulgación, con temas enfocados en cine, música, política y ciencia. 

Para este año, se preparan para lo que será una de sus publicaciones más extensas, con un género híbrido que nace del puño y letra de una de las autoras más importantes de Chile. 

La editorial y su catálogo ha crecido notoriamente, entre todos esos libros publicados y colecciones que los agrupan, ¿hay alguno que nos puedas recomendar?

A mí me gusta mucho nuestro Rescate Patrimonial, que es la colección de crónica, que en realidad empezó siendo escritos periodísticos de autores consagrados. Partimos con Marta Brunet, que ella vivió del periodismo, pero publicó solo su literatura. Después seguimos con las columnas de Roberto Arlt desde Chile. Apareció Genaro Prieto, las columnas de Carlos Droguett en prensa, y es una salida muy especial precisamente para trabajos muy académicos. La gente que trabaja en esos libros, en general, hacen sus tesis de estos temas. Investigan, por ejemplo, todos los textos de Marta Brunet en tal revista y hacen una tesis sobre eso. Y después esas tesis quedan tiradas, entonces lo que hemos hecho en este trabajo es tomar esta investigación, desarrollar un prólogo con ellos en base a la tesis, tratando siempre de bajar un poco el tono académico y armar un libro, y al final se vuelven salidas super importantes para textos desaparecidos. Esa colección a mí me ha gustado harto cómo se ha armado, incluso hemos visto varios autores más para ella, por ejemplo, ahora estamos trabajando en un nuevo libro de la Gabriela Mistral, queríamos sacar textos de ella encasillados en esa colección y descubrimos que podía ser un libro independiente y gigante.

Uno de los libros más vendidos de La Pollera es, precisamente, Poemas de Chile de Gabriela Mistral. Es muy interesante porque ese libro no tiene ni siquiera el nombre de ella en la portada. 

Ese libro es un caso porque era nuestro tercer o cuarto libro, no sabíamos nada, todavía nos auto-distribuíamos y de repente tuvimos esta joya entre las manos y el diseñador no pone el nombre de la autora en la portada. Así lo propuso, nosotros como cabros chicos editores lo cuestionamos y finalmente aceptamos su propuesta.

Es que el título por sí solo es bien potente.

Sí po, “Poemas de Chile”, por eso él lo hizo así. Y bueno, ahí nos mandamos uno de los más grandes condoros, son esos momentos de cambio que te decía en la editorial. Nosotros sacamos una tirada de 300 ejemplares, pero no estábamos preparados para un libro de una premio Nobel, y esa primera edición se acabó antes de llegar a librerías jajajaja. La primera crisis de stock que tuvimos.

¿Este nuevo compilado también lo trabajaron junto a un académico experto en su obra?

Sí, ahí trabajamos con Diego del Pozo, que es un experto en la vida y obra de Mistral. Gran parte de su proyecto era mostrarnos, además del Poema de Chile, la personalidad de Gabriela Mistral, la que no está tan difundida en Chile.

Sobre su faceta más mística, ¿no? Que no es precisamente esta idea católica de la Gabriela Mistral.

Claro, según Diego esa fue una estrategia de la dictadura, para desarmarla como una figura revolucionaria: convertirla en una vieja tierna y no esta señora poderosa, que escribía columnas desde la ONU. Entonces, con el Diego hemos seguido trabajando, su proyecto era ese, esos primeros tres libros que sacamos, después de eso dijo: ya, no me pidan más, ahora me meto de lleno a estudiar. Pero luego le pedí un libro de Gabriela Mistral para la colección de Crónicas. Se entusiasmó porque la Gabriela Mistral escribía un tipo de columnas que se llamaban recados, que es un género que ella inventó prácticamente, una mezcla de columna de opinión, prosa libre, hace lo que quiere en el recado. Y ahora lo vamos a sacar, un libro de sus recados, que son columnas que ella escribía en medios, también hay cartas, en general las escribió fuera de Chile y las publicaban en medios chilenos y sudamericanos, mandaba recados del mundo.

¿Y este libro se viene para el segundo semestre?

Bueno, pasó que postulamos a un fondo con 30 recados y Diego empezó a trabajar y descubrió que habían 110 recados, de los cuales 50 nunca habían sido publicados. Y el librito que queríamos hacer de una primera selección, se convirtió en Recados Completos, que es algo que parece que nunca nadie se aventuró a hacer, no están recopilados en la Obra Reunida que sacó la Biblioteca Nacional, entonces se convirtió en una bomba el libro. Va a tener unas 650 páginas, va a ser gigante y tiene cosas muy bonitas, temas muy diversos, perfiles de políticos hasta columnas sobre una medusa en Coquimbo. Hay un recado terrible que escribió al día siguiente que se suicidó Stefan Zweig, estando en Petrópolis a ella le tocó reconocer su cuerpo. Paseas por toda la década del 30 y 40, por todo el mundo: naturaleza, política, educación, religión. Es increíble el libro, espectacular.

Similares